Hacer gestión
cultural en Guayaquil ha sido un reto que acepté con todas sus implicaciones:
estudiar la carrera de Literatura, dedicarme a trabajar sin recuperar la
inversión durante los primeros años, aguantar hostilidades de sectores que se
incomodaron con la innovación de esta propuesta, hasta soportar insultos y calumnias para
desprestigiar mi labor; y creo que una de los satisfacciones más grandes que me
ha dado este giro de negocio, ha sido la resistencia. Cuando me preguntan, qué consejo le doy a la
gente que quiere dedicarse a la cultura como forma de vida, les digo que
tienen que estar preparados para resistir.
Teniendo esa certeza, están del otro lado.
Desde hace
seis años —hablo en plural, porque palabra.lab y yo somos uno solo—, hemos
gestionado la visita de escritores tan importantes como Ana María Shua,
Fernando Iwasaki, Andrés Neuman, Alberto Chimal, Patricia Esteban Erlés y Raúl
Brasca. En esta casa han dictado
talleres Diego Fonseca, María Fernanda Ampuero y Andrés Neuman. Creamos un espacio para dar a conocer la obra
de escritores nacionales y en él, hemos entrevistado a Sonia Manzano, Huilo
Ruales, Leonardo Valencia, Adolfo Macías Huerta, Óscar Vela, Mónica Ojeda, Marcelo
Baez. Se han hecho lecturas teatralizadas
de Lorca, Cortázar y Kafka. Publicamos el primer libro de nuevas palabras luego de un ejercicio en redes sociales, lugar en el que se transgrede el lenguaje a diario, invitando a los usuarios a reflexionar alrededor de las palabras nuevas y existentes. Se han
dictado decenas de talleres gratuitos para promover la lectura de cuentos y
microcuentos de autores nacionales e internacionales en Guayaquil, en escuelas
del Guayas y, en Quito. Hemos estado
presentes en ferias internaciones del libro en Lima y Guayaquil como invitados,
siendo la más relevante la invitación al Encuentro Internacional de Promotores
de Lectura de la Feria del Libro de Guadalajara en donde tuvimos una audiencia de 1 000 personas.
Lo más
importante, sin embargo, ha sido realizar un festival que es referente para Hispanoamérica:
Ciudad mínima, que nació de la intención de invitar a un amigo peruano a presentar un
libro, hoy es un festival respetado, nombrado en artículos académicos y,
referido por otros festivales de microficción a nivel internacional. Este prestigio lo ha hecho merecedor del
apoyo de académicos y gestores culturales tanto en el país, como en Perú,
Chile, Argentina, Venezuela, México, España e Italia. Ha fomentado la lectura y escritura de microficción a través de publicaciones inéditas, digitales e impresas. Este año, mi intención era celebrar el V
Festival Ciudad Mínima en ciudad de México, aprovechando una invitación de la
UNAM, pero el 16 de abril nos cambió todo.
Hoy se me hace imposible pedir un auspicio para beneficiar a nadie que
no sea a mi gente. Así que este año el
festival se queda en Ecuador y se realizará en Bahía de Caraquez en un ambiente
solidario y de austeridad.
Cuando miro
atrás, encuentro errores e intento no volver a incurrir en ellos, aunque la
misión sea imposible. Reflexiono con
frecuencia sobre la gestión cultural literaria y vuelvo a elegir el camino que
tomó palabra.lab de alejarse de la élite, y aterrizar a la lectura como una forma
de entretenimiento legítima. Desde el
fondo de mi corazón, quisiera poder hacer más, pero quizás dentro de cinco años
esté en un lugar en el que pueda formar y multiplicar promotores de lectura en
todo el país, y así, llegar a comunidades que necesiten de espacios como el que
formé hace seis años.
Por lo pronto
me alegro cada vez que me notifican que seguir la gestión de palabra.lab ha
motivado a alguien a abrir un club de lectura, a leer un libro, a abrir un
blog, a regalar un libro.
En nombre de todas las personas que hacemos este espacio cultural, los invito a celebrar en voz
alta, como me gusta leer a mí, que somos lectores y que tenemos palabra.lab
para largo. En este enlace pueden revisar el calendario de actividades.
¡Felices
bodas de hierro a este microlaboratorio de palabras! ¡Feliz cumpleaños número
seis, palabra.lab!
Adelaida
Jaramillo
Directora de
palabra.lab
Fotos: Natalia Torres, Archivo Rayuela, Zaira Eliette Espinosa
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