El 23 de abril es un
día que enluta a la literatura universal porque mueren Cervantes, Shakespeare y el
Inca Garcilaso de la Vega. Entonces, ¿por qué celebramos a los libros? Porque hace 21 años que la UNESCO declaró a este día, como el día para recordar a estos tres autores, al libro y a los derechos de autor. En abril deberíamos detenernos un momento para preguntarnos: por qué nos importan los libros.
Debo confesar que siempre he tenido una
morbosa curiosidad con el escenario que propone Ray Bradbury en Fahrenheit
451, ese en el que los bomberos en lugar de apagar incendios queman
libros. ¿Qué tal si el 23 de abril, me
pongo a quemar libros, o a borrarlos, o a desaparecerlos? No sería la primera persona que lo hace. Ya pasó en Bebelplatz en el régimen de Hitler, cuando se pensaba que algunos textos
tenían contenidos que no debían ser leídos, o en Chile durante la dictadura de
Pinochet.
¿Qué tal si hubiese tenido
en esa época, el poder de encarcelar a Miguel de Cervantes o a William
Shakespeare por sus creencias o sus textos, como hicieron con Liu Xiaobo en
China, o como han hecho con un centenar de escritores turcos? ¿Qué tal si por meter presos a estos dos
autores, Don Quijote de la Mancha o Hamlet no llegaban a ver la luz de la
imprenta?
Cervantes no estuvo
una, sino varias veces en la cárcel y aún así tenemos al Quijote en nuestro
imaginario literario, pero todas estas preguntas me hicieron pensar en el
efecto mariposa, y sobre cómo sería el mundo sin éste visionario seco de carnes
y enjuto de rostro, y sin poder cuestionarnos si ser o no ser, es o no es la
cuestión. Como soy una
mujer saturada de preguntas, pero carente de respuestas, les planteé
esta inquietud a personajes vinculados a las letras que resultarán más sabios e
interesantes que yo.
“Para
empezar, veamos el lado positivo. Sin el Quijote
de Cervantes no tendríamos el Quijote
de Montalvo, lo que convertiría a nuestro mundo en un mejor lugar para vivir.
Sin el Hamlet de Shakespeare no
tendríamos el Hamlet de Zeffirelli,
con lo cual nos ahorraríamos la vergüenza ajena de ver a Mel Gibson intentando
parecer un ser humano decente lleno de vida interior. Por el lado negativo:
imaginar un mundo sin el Quijote y
sin Hamlet es tan extraño como
imaginar un mundo sin espejos ni encrucijadas; sin Borges ni The Matrix; sin Sebald y Auster; sin
Batman ni Rorschach; sin la intuición de que la bondad humana también está
hecha de miedos y de horrores. Sería como seguir creyendo que la tierra es
esférica y descubrir de golpe que los planos somos nosotros”. -Gustavo Faverón, escritor, crítico literario
y catedrático universitario peruano. (@gfaveron)
Un
mundo sin Don Quijote padecería
varias pobrezas:
1)
Se habría perdido el símbolo más completo de la búsqueda de un mundo mejor: de
aquel que lucha por ideales, por justicia, por los desvalidos.
2)
No veríamos claro que cierta locura coincide con bondad, fidelidad a las ideas
y amor por la lectura, que el mundo de la imaginación es tan válido como el de
la realidad.
3)
Careceríamos de un exquisito modelo del uso de la lengua española que pese a
ser antiguo para nuestros días, tiene una flexibilidad inmortal.
-
Cecilia Ansaldo, ensayista, crítica literaria,
antóloga y catedrática universitaria ecuatoriana. (@ceciliaansaldo)
Probablemente si no hubiera
existido Cervantes, la literatura española habría sido aún más seria, más
solemne, más rígida, más sentenciosa, más segura de sí misma y por lo tanto
mucho más aburrida. El Siglo de Oro habría tenido mucho más de oro y mucho menos
de humano. El Quijote llegó para
burlarse de todo lo serio y lo solemne, incluida la masculinidad, la guerra, el
poder (e incluida la voz que narra, por supuesto).
Shakespeare es en cambio una
aparición sobrenatural que excede el tamaño y la linealidad de cualquier
tradición literaria. Las mejores comedias, las mejores tragedias, los mejores
diálogos, las descripciones más sutiles, la mayor profundidad psicológica, las
mejores intrigas, un entendimiento de la naturaleza humana que siempre parece
sobrehumano. Todo parece estar en la inmensa obra de ese escritor, cuya
grandeza sin duda hizo más grandes a sus contemporáneos y abrió nuevas
posibilidades narrativas para todos los que escribimos después.
"Los habríamos extrañado
mucho, a Cervantes y a Shakespeare, si no hubieran existido. Tendríamos muchas
menos herramientas para transcribir el mundo que vemos. Por eso debemos
agradecerles cada día el haber escrito lo que escribieron." - Antonio Úngar,
escritor y arquitecto colombiano.
"Sin
el "Quijote" no habría existido "Madame Bovary" y sin
"Madame Bovary" no habría existido "Ana Karenina" y sin
"Ana Karenina" yo no me habría enamorado.
Sin
"Hamlet" no habría existido la obra de Edgar Allan Poe, sin Edgar
Allan Poe no habría existido Chesterton, sin Chesterton no habría existido
Borges y sin Borges yo no habría leído.
O
sea que sin "Hamlet" y "El Quijote" yo estaría solo y
encima aburrido." -Fernando Iwasaki,
escritor, historiador, crítico literario y sobresaliente amigo.
Con los ojos del Quijote añado a la lista de Fernando, que
sin Poe, Aurora Bernárdez y Julio Cortázar
probablemente no habrían tenido con qué comer en París y quizás, Rayuela
no se hubiera escrito, y sin Rayuela qué seríamos de nosotras las Glendas, las Magas y las cronopias.
Creo que no preciso
responder las preguntas existenciales que me planteaba al inicio del texto,
porque me anteceden suficientes argumentos para ilustrar por qué gente como Fernando,
Antonio, Cecilia, Gustavo y yo celebramos a los libros, pero sobre todo a Shakespeare y a Cervantes.
Los invito a todos a celebrar un mes entero al libro proponiendo actividades, convirtiéndonos en promotores de algo que amamos, siendo gestores de nuestros propios eventos.
En abril yo #SoyLibro, y en el fondo, creo que todos lo somos.
¡Feliz día del libro a
todos!
Adelaida Jaramillo
Directora de palabra.lab
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