Por: Dany Freire
Luego de unos minutos, el mar se retiró, y con ello le fue sacando la sábana a la ciudad destruida. Hiroshi, a quien llamaremos Idelio, trataba desesperadamente de ubicar su casa, su barrio o, aunque sea, su calle. Nada. Era imposible orientarse entre tanto escombro y pánico.
Luego de unos minutos, el mar se retiró, y con ello le fue sacando la sábana a la ciudad destruida. Hiroshi, a quien llamaremos Idelio, trataba desesperadamente de ubicar su casa, su barrio o, aunque sea, su calle. Nada. Era imposible orientarse entre tanto escombro y pánico.
Sin embargo, a unos diez metros de Hiroshi-Idelio, se hallaba, lejos de su lugar original y con la puerta rota, una tienda de electrónicos, que en Tokio son tan comunes como las panaderías.
—Son 200 yenes— le escupió enojado, parándose sobre una vitrina un empleado de la tienda, mientras lo amenazaba con un teclado, dejando ver un profundo corte en su antebrazo que parecía no molestarle. Sin sorprenderse demasiado, y luego de mostrarle, durante quince generosos segundos, la señal internacional del “jódete”, Idelio-Hiroshi salío, llevando en su mano izquierda, un GPS Nüvi 2500, con guía de voz en inglés y baterías incluídas.
Hiroshi-Idelio, de rodillas y con un llanto sordo, se dejó llevar por el dolor. La voz del GPS aún repetía: “You have reached your destination”.1
1Frase común en los GPS’s con la que el aparato avisa al usuario que ha llegado al destino solicitado. Traducción literal: “Usted ha llegado a su destino”
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